David amaba, rezaba y confiaba en Dios. Pero un día David fue infiel a la misión de Dios
Dios, por medio del profeta Natán, quiso que David sintiera la necesidad de redención, es decir, de ser salvado y liberado de sus pecados. David los reconoció y se arrepintió de ellos. Entonces, Dios lo perdonó