Dios siempre está dispuesto a perdonar como un padre que quiere lo mejor para sus hijos y siempre perdona a los que se acercan a Él arrepentidos de corazón.
Jesús nos lo explica en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15, 11 32) cómo Dios al igual que un buen padre siempre nos perdona,